Sinopsis: La historia de este volumen arranca
en el norte de Genabackis, el día que comienza el extraordinario destino de
Karsa Orlong, uno de los tres guerreros salvajes que descienden de las montañas
para atacar las tierras del sur. Pasados unos años, Tavore, la inexperta
consejera de la emperatriz, debe adiestrar a doce mil soldados para
convertirlos en una fuerza capaz de desafiar a las hordas de la elegida,
Sha’ik, que aguardan en el desierto. Allí, sus caudillos están enzarzados en
una lucha por el poder que amenaza al alma de la rebelión, mientras que Sha’ik
se obsesiona con quien cree que es su mayor enemigo: su hermana.
Con La casa de cadenas nos acercamos a la mitad de la saga de Malaz: el
libro de los caídos.
Se trata de un libro muy
diferente a los tres anteriores y considero que es uno de los más complejos de
toda la saga debido a la cantidad de personajes nuevos que aparecen. A pesar de
que a esta altura ya estamos acostumbrados al estilo narrativo introspectivo y cargado
de descripciones típico de Steven Erikson, este cuarto libro retoma las tramas
de personajes que aparecieron por última vez en Las puertas de la casa de la muerte, por lo que puede resultar
complicado recordar qué estaban haciendo algunos personajes.
Pero lo más notable de La casa de cadenas es la introducción de
uno de los personajes más polémicos de la saga: Karsa Orlong.