Dancer’s Lament es el primer libro de la saga Path
to Ascendancy, una serie de libros que sirve de precuela directa a Malaz el libro de los caídos y narra cómo el emperador Kellanved y su amigo
Danzante formaron el gran imperio de Malaz. Son libros que transcurren cientos
de años antes de la saga principal, por lo cual encontraremos un mundo muy
diferente al que conocimos en los diez libros de Steven Erikson.
La historia comienza con un joven Danzante, entonces
conocido como Dorin Rav, que persigue a un escurridizo hechicero de sombras que
le robó un artefacto mágico. El entonces inexperto asesino sigue el rastro del
hechicero hasta la ciudad de Li Heng, que se está preparando para ser asediada
por las poderosas Legiones de Hierro de Quon Tali.
De esta forma, Dorin y el hechicero que se hace llamar Wu comenzarán a entrometerse en el juego de poder entre las potencias de la región y darán comienzo a la alianza que terminó en la creación del Imperio de Malaz.
Cronológicamente, Dancer’s Lament podría considerarse
el verdadero inicio de la saga de Malaz, ya que nos presenta un comienzo más
tradicional y sencillo de seguir. Algo que suele criticársele a la saga de
Erikson es que comienza en medio de la acción, con un montón de personajes de
los cuales no sabemos nada y tampoco sabemos nada sobre el imperio de Malaz ni del mundo o el sistema de magia. Esto
no ocurre en Dancer’s Lament, donde hay menos personajes, el
imperio todavía no existe y la trama es más lineal; es el libro de Malaz más
fácil de leer.
A pesar de todo esto, lo mejor del primer libro de la
precuela de Malaz es encontrarnos con figuras legendarias que ya conocimos en
la saga principal y por eso no considero recomendable introducirse al universo
de Malaz con Dancer’s Lament. Los momentos que más disfruté de este
libro fueron aquellos donde aparecía un personaje al parecer sin importancia y
de golpe otro personaje lo llamaba por el apodo de algún personaje de la saga
principal, por ejemplo. Hay un montón de situaciones donde hay guiños a la saga principal y la
sensación de descubrimiento es muy satisfactoria.
La dupla de protagonistas es otro punto fuerte del libro. Me cuesta
ser objetivo porque Danzante y Kellanved (Wu, en este libro) son dos de mis
personajes favoritos entre los cientos de excelentes personajes de Malaz y
Esslemont les da grandes momentos juntos. Lo que comienza como una rivalidad
muy marcada termina convirtiéndose en una alianza en principio incómoda que,
como sabemos gracias a la saga principal, terminará cambiando el destino de
todo el mundo.
La mayor parte de la novela es narrada en tercera persona
siguiendo la perspectiva de Danzante. Encontramos una versión muy distinta del
personaje que conocemos en la saga principal ya que el joven Dorin no está
interesado en obtener poder, sino que busca obtener reputación como asesino
para los matones locales. El desarrollo de Danzante a lo largo del libro es muy
bueno porque a pesar de la mala influencia de Kellanved, el joven asesino tiene
ciertos valores morales que no cambia por nada. Esa dicotomía interna que
muestra Danzante me pareció excelente y Esslemont la desarrolló de gran forma.
Al igual que los demás libros de Malaz, Dancer’s Lament
está estructurado en base a una convergencia de poderes que termina por
estallar en los últimos capítulos. Para esto, contamos con los puntos de vista
de personajes en los diferentes bandos del conflicto. En este caso, además de
Danzante, encontramos dos puntos de vista más: Iko, una soldado de la élite de
Kanese y el hechicero Seda, principal consejero de la Protectora de Li Heng. A
pesar de que estos personajes tienen ciertos momentos interesantes, sus capítulos
no me resultaron muy interesantes. Es lógico que la atención se la lleve
Danzante porque es el protagonista del libro, pero en otros libros de Malaz
hasta los personajes secundarios tienen su momento para brillar. Esto no
ocurrió en Dancer’s Lament, donde tanto Seda como Iko sirven más que
nada para narrar eventos que Danzante no presencia.
Dancer’s Lament es un excelente comienzo de saga
que nos muestra el pasado de dos de los personajes más importantes del universo
de Malaz. Tanto Danzante como Kellanved tienen excelentes momentos juntos y son
el punto más alto del libro. Los personajes secundarios no tienen el mismo
desarrollo y la convergencia final tampoco es tan sorprendente debido a que el
elenco de personajes es bastante corto y la trama se desarrolla en una sola
ciudad, lo cual le quita lo épico de otras entregas de la saga. De todas
formas, hay muchas sorpresas y guiños que los fanáticos de Malaz disfrutarán
mucho; encontrar esos guiños y personajes escondidos es muy satisfactorio y el
mejor aspecto de este libro.