Sinopsis: Derrocar a un rey es un
trabajo sangriento. El Mariscal de Campo Tamas ha liderado el golpe de estado
en Adro. La aristocracia decadente y corrupta ha terminado en la guillotina y
el pueblo hambriento ahora tiene comida. Pero además ha provocado la guerra en
las Nueve Naciones, ataques internos de los realistas y lucha encarnizada por
el dinero y el poder entre quienes suponía eran sus aliados: la Iglesia, los
trabajadores y los mercenarios. Tamas apenas soporta la presión y necesita a
Adamat, un inspector de policía retirado, cuya lealtad está en juego, y a los
Magos de la Pólvora que le quedan, entre ellos Taniel, su indómito y brillante
hijo. Hay quienes presagian muerte y destrucción. Las leyendas están en boca
del pueblo, pero ningún hombre instruido cree en ese tipo de cosas, aunque será
mejor que lo hicieran. Los dioses también están implicados.
Promesa de sangre es el primer libro de la trilogía
de Los magos de la pólvora, de Brian McClellan.
Hacía años que tenía pendiente leer esta trilogía que me llamó la atención por el escenario y por su sistema de magia. Muchas veces aparece recomendada porque el autor fue alumno de Brandon Sanderson y las reseñas suelen mencionar que su estilo es bastante parecido, pero en mi opinión, a pesar de que se nota la influencia de su maestro, McClellan tiene su propia impronta y lo demuestra con este libro que se acerca más al género grimdark y no a la alta fantasía que caracteriza a Sanderson.
“La era de los reyes ha muerto. Yo terminé con ella.”
La historia comienza cuando el mariscal de campo Tamas, líder
del ejército del reino de Adro, da un golpe de estado y derroca al rey que
estaba llevando el reino a la ruina. Tamas debe lidiar con los hombres leales
al rey y con espías infiltrados en su grupo de revolucionarios. Para ello,
contrata los servicios de Adamat, un detective veterano que tendrá la difícil
tarea de descubrir quiénes son los traidores que buscan eliminar al mariscal de
campo. La investigación de Adamat lo llevará a descubrir que la conspiración es
mucho más grande de lo que se cree y que las acciones de Tamas tendrán
importantes consecuencias no solo para Adro, sino para todo el mundo. Por último,
está Taniel, el hijo del mariscal de campo, un joven mago de la pólvora que se
encarga de las misiones más peligrosas y que tendrá que cazar a los magos más
poderosos que todavía son leales al rey.
Lo que más me gustó de este libro fue el mundo creado por
McClellan. Es un mundo que tiene características similares a la época de la
Revolución francesa, pero con un trasfondo de fantasía épica en el que nueve
dioses jugaron un papel fundamental en la creación de los reinos; las monarquías
se ven legitimadas por dioses que en efecto existieron y dejaron su huella en
el mundo.
Se diferencia de otros escenarios de fantasía porque no es un
mundo medieval con escasos avances tecnológicos. Promesa de sangre entra
en la categoría de “flintlock fantasy”, un subgénero de la fantasía
donde hay tecnología típica de las primeras etapas de la Revolución industrial,
principalmente mosquetes, cañones y pólvora. Esto hace que los enfrentamientos sean
una combinación de tácticas a distancia y combates cuerpo a cuerpo que
McClellan describe de forma magistral a lo largo de todo el libro.
El otro punto fuerte de Promesa de sangre es la magia.
En este libro encontramos tres sistemas mágicos: en primer lugar, tenemos a los
Privilegiados que son magos más convencionales. Los Privilegiados son capaces
de tocar “el otro lado” para realizar todo tipo de hechizos destructivos
mediante los gestos de sus manos. Luego están quienes le dan el nombre a la
trilogía, los magos de la pólvora. Los magos de la pólvora consumen pólvora
para aumentar sus reflejos y sus sentidos y además son capaces de manipular
balas para modificar su trayectoria y realizar disparos imposibles; son magos
especialmente letales para los Privilegiados. Por último están los Dotados que son
individuos sin ningún poder mágico, pero que poseen dones que mejoran sus
capacidades. Hay todo tipo de dones, desde algunos más convencionales como la
memoria fotográfica hasta otros más sobrenaturales como no necesitar dormir o
comer, por ejemplo; es la magia menos definida y más aleatoria de todo este sistema.
Si bien todo esto puede parecer demasiado abrumador y
caótico, es un sistema de magia bastante fácil de entender y el autor lo hace
accesible porque nos lo explica a partir de las acciones de los personajes.
Tamas y Taniel son magos de la pólvora muy experimentados y por lo tanto tienen
pleno control de sus poderes, a diferencia de otras historias donde los
protagonistas van aprendiendo a usar sus habilidades.
El ritmo de la novela es muy ágil y no da respiro. El
narrador está en tercera persona y sigue las perspectivas de Tamas, Taniel y Adamat;
las tramas se complementan y van enganchándose gracias a los descubrimientos
que hace cada personaje. Además, cada una de estas tramas tiene un tono
diferente: la de Tamas está más vinculada a la táctica, la política y la
organización del nuevo estado una vez que la monarquía es abolida; los
capítulos de Taniel tienen más acción y los de Adamat se asemejan a una novela
de misterio, donde el inspector busca descubrir quiénes están conspirando
contra Tamas. De todas las tramas la de Taniel fue la que me pareció la más
floja porque sentí que sobre la mitad del libro se estancó un poco. A pesar de
ello, disfruté mucho las interacciones entre Tamas y Taniel porque nos
presentan una relación entre padre e hijo conflictiva, donde el mariscal de
campo muchas veces se muestra duro e inflexible y trata a su hijo como un soldado.
Considero que la única falla que tiene el libro es la falta
de personajes femeninos interesantes o relevantes para la trama. En algunos
capítulos encontramos el punto de vista de Nila, una joven sirvienta que busca impedir
que un niño noble sea asesinado cuando Tamas da el golpe de estado y ejecuta a
toda la nobleza, pero aparece demasiado poco como para considerarla un
personaje importante, al menos en este primer libro.
Promesa de sangre es un excelente libro de fantasía y
un gran inicio para una trilogía. Las diferentes tramas se relacionan de tal
forma que las averiguaciones que hacen cada personaje van escalando hasta
llegar a descubrimientos impresionantes que prometen grandes cosas para los próximos
libros. El sistema de magia es muy variado y, a pesar de que no quedan del todo
claro sus reglas y sus límites, la forma en la que McClellan incorpora los
poderes a la historia es muy accesible y fácil de entender.
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